Jueves, 18 Abril 2024

Producción orgánica amplía horizontes en Jujuy, con un mercado tentador

Alimentos que se comercializan entre un 30 y hasta un 200 % más que los productos convencionales, “certificadoras accesibles” y una tendencia que busca crecer a través de productores locales unidos al Movimiento Argentino de Productores Orgánicos (MAPO).

En medio de visitas a fincas productivas y la vinculación pretendida con organismos locales vinculados, como INTA, Sociedad Rural, Instituto Minka, municipios y Universidad Nacional de Jujuy, exponentes nacionales y locales trazaron diversos parámetros anhelados en esta región del país.

Ricardo Parra, productor y referente del movimiento con despliegue federal está en ciudad capital promoviendo el potencial orgánico, junto a Martín Scallan, productor y propietario de Paralelo 3-20 (puesto orgánico del mercado central de Buenos Aires);  Juan Ignacio Gerardi, fundador de Bioconexion, y Federico López Calsina, productor de AgroHolon en Jujuy.

 

“El productor orgánico que sabe producir, transformar. Pero no somos buenos comercialmente. Eso lo estamos cambiando”

MAPO llegó a Jujuy con la idea de replicar los encadenamientos estratégicos que ya avanzan en provincias como Mendoza, donde se prevén ferias céntricas, y en Buenos Aires, donde se prepara una gran muestra en inmediaciones del Obelisco en la primera quincena de diciembre. San Juan, Río Negro, Chubut y Neuquén en la Patagonia; Santiago del Estero (con ensayos interesantes) y Catamarca, reflejan idéntico potencial en el NOA.

Hay unos 1500 productos orgánicos certificados en el país, unos 20 en Jujuy. Argentina es el segundo país a escala mundial con superficie destinada a la producción orgánica, después de Australia, donde más de 3 millones de hectáreas se dedican a la producción ganadera y vegetal. Los horizontes son promisorios.

 

Rompiendo mitos y fortaleciendo estrategias

“En algunos casos existe una merma productiva, porque tenés que dejar una distancia entre los límites de campo que hacen que por ahí tengas menos rinde. Pero el 50 por ciento del plus valor es clave: hoy te sentás con un comprador y si sos orgánico certificado tenés un diferencial que te sirvió para entrar”, dijo Parra.

Además, consideró necesario que los circuitos comerciales se establezcan en cada lugar, logrando que “el jujeño consuma lo jujeño” y se haga lo propio en cada provincia.

A su entender, se trata de una “producción artesanal, sin decir que es de poca escala” y donde también es artesanal el armado de la parte comercial.

¿Y las certificaciones? “Quien quiera certificar va a tener el apoyo de MAPO, que excede a las instituciones y actúa como paraguas de consulta. Nos dicen se me està llenando de pulgones, se me muere, y por ahí no hay un organismo que responda a la velocidad que vos necesitàs: para eso está MAPO”, dijo Martìn Scallan.

“Hay un mito. Federico (Lòpez Calsina) empezó desde lo agroecológico, pero si se vende todo lo certificado es el 1% más lo que puede costar la inspección. Aporta en el ambiente, que deja de sufrir y a la vuelta de lo que significa la huella de carbono”, agregó.

“La gente que trabaja en el campo vive de otra manera”, marcó con un ejemplo puntual Juan Ignacio Gerardi: “la gente nos decía que por primera vez volvían a su casa sin dolor de cabeza”, a raíz de la no utilización de químicos en el proceso agrícola.

“Lo orgánico vale entre un 30 a un 50 % más. Somos 600 puestos en el mercado convencional peleando por lo mismo. En lo orgánico todo cierra”.

Hoy llegó la primera carga de Federico López Calsina –aún en proceso de certificación- al puesto de Paralelo Orgánico en Buenos Aires, con números alentadores de un mercado donde “la gente busca consumir de esta manera” y paga siguiendo la propuesta de un “Comercio Justo” por ello, denotó Scallan.

Recordó el marco de la Ley Nacional 25.127, las 4 certificadoras del Senasa y las líneas pensadas para el pequeño productor, “donde MAPO tiene que estar”.

“Es importante el rol del consumidor. Elige y modifica el proceso, y permite conocer todo el trabajo que está detrás. La producción orgánica es muy intensiva y genera muchísimos puestos de trabajo. La gente lo necesita y lo quiere pagar. El precio y la conciencia es lo que está detrás”.

 

El desafío productivo y un caso exitoso en Jujuy

“Buscamos producir no sólo para Buenos Aires, sino venderlo a Jujuy a un precio súper competitivo. Las certificadoras muy accesibles. No es un proceso imposible, duro, tedioso, requiere compromiso, dedicación y creer en que queremos una sociedad con alimentos buenos”.

Así marcó Federico López Calsina en marco que lo impulsa hoy a comercializar paltas, alcaparras, maracuyás, y hortalizas como lechugas, tomates y pimientos bajo un sistema orgánico.

Sin agroquímicos, ¿cómo maneja las plagas? “En caso de pulgones, aceite de ning y jabòn potásico; con langostas y picudos, con agro homeopatía. Hay tecnologías accesibles a través de MAPO”.

 

“En Jujuy ponemos el producto al mismo precio que en cualquier otra verdulería, pero para que el proyecto se sustente necesitamos un mercado donde tenga mayor valor. Por eso Martín (del puesto orgánico del mercado central de Buenos Aires) nos recibió la primera carga hoy, y el precio es entre un 30 y 40 por ciento por encima del valor convencional”, dijo.

Recalcando lo interesante del negocio, Scallan recordó que “hay productos que pueden sacar hasta un 200 % más, porque hay un solo productor que lo hace y necesita de eso para vivir; el valor no es un porcentaje así nomas, sino lo que se necesita para sostenerlo”.

Gerardi, como parte de MAPO, insistió en que la agricultura orgánica es sustentable, requiere más mano de obra que la convencional y puede viabilizar la actividad de pequeños productores.

El potencial productivo y la comercialización a “un precio justo” dependen de condiciones coordinadas a escala territorial. En Jujuy ya se trabaja para ello.

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