Viernes, 29 Marzo 2024

Desde sandías amarillas hasta pimientos: Palma Sola es una esperanza en medio de la pandemia

Alimentos de todos los colores, sabores y variedades son cultivados con gran esfuerzo por familias palmasoleñas, algunos de los cuales ya forman parte de la oferta alimentaria en los mercados del país. El INTA aporta en la prevención y manejo de enfermedades, alentando el crecimiento de esta región productiva.

Frutales tropicales jujeños se exhiben en el Mercado Central de Buenos Aires, por la apuesta permanente a la innovación por parte de productores palmasoleños. Así lo precisó Ceferino Flores, especialista en fitopatología del INTA Yuto, subrayando como ejemplo el impulso de la familia Perales en la generación de cultivos de vid, papaya, maracuyá (que también convierten en pulpa congelada), paltas y hasta sandías amarillas.

El experto del INTA confía en que la pareja de productores que conduce este emprendimiento “va a ser parte del resurgimiento de Palma Sola como polo frutihortícola de la región”.

El potencial no acaba allí. En horticultura, en esa localidad hay otras familias que con gran dedicación cultivan zapallitos tronco, maíz para choclos, tomates, pimientos y papas.

En el caso de tomates, el INTA actúa junto a pequeños productores ante la incidencia de virosis que inciden en los rendimientos y provocan pérdidas económicas, como el encrespamiento por la “peste negra” o el impacto del begomovirus.

“La mejora en los niveles tecnológicos y la incorporación de nuevos materiales genéticos permitieron nuevos modos de manejo, como la aparición de algunos invernaderos de tomate, y eso mejoró la producción de este cultivo en la localidad y hace presuponer un crecimiento a futuro en este rubro”.

Flores ponderó además los “pimientos de muy buena calidad” en Real de Los Toros, así como las alternativas impulsadas en tomate árbol. 

 

La incidencia de ácaros en ciertos cultivos, como pimientos, genera el incesante asesoramiento para mitigar las pérdidas y proteger los campos.

 

Hortalizas menores, como acelgas, lechugas y zanahorias engrosan la oferta de Palma Sola, aunque en estos casos se genera para consumo local y venta en las ferias de Perico.

En materia citrícola, se observa el crecimiento en limones, naranjas y mandarinas. Flores observó muchas plantaciones jóvenes con necesidades en la fertilización, poda y riegos adecuados. La cancrosis de los citrus amenaza al limón, pero el experto del INTA aseguró que se está manejando.

 

 

“La mancha negra, que es una enfermedad grave que afecta a Yuto, en Palma Sola se ve atenuada y se expresa mucho menos. Creo que la limitante para Palma Sola en este rubro es la asistencia en riego, en el manejo de poda y densidades inadecuadas”.

 

Los frutales expanden aún más el potencial de esas latitudes. Las paltas tienen buenos rendimientos y calidad, pese a que algunas plantaciones han sido diezmadas por la conocida “tristeza del aguacate” (Phytopthora cinnamomi Rands), enfermedad que produce podredumbre radicular y la muerte de la planta.

“La zona del Pedemonte tiene condiciones óptimas para la producción de este frutal. La palta es un cultivo muy exigente en cuanto a poda, fertilización, riego, con mecanismos muy estrictos para poder llegar a un buen rendimiento”.

Dentro del paisaje productivo, también se incluyen las vides para mesa.

“Muchos son productores jóvenes, que tomaron posesión en la finca de sus padres. Se ve marcado arraigo a la tierra y amor hacia su trabajo. Si algo tiene Palma Sola, es su gente”, dijo Ceferino Flores.

A ello sumó el aporte de empresas de la región, que contribuyen a que estos grupos rurales “vayan logrando producciones más rentables” a lo largo del tiempo.

“Con esta pandemia, es con mayor razón: necesitamos actividades productivas genuinas en la región. Son personas a las que tenemos que llevar adelante para que sigan creciendo, y que sepan que todo su esfuerzo no es sólo para el bienestar de sus familias, sino también para el de su región y la provincia”.

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