“A pesar de la emergencia sanitaria la industria frigorífica sigue trabajando en un contexto mundial de precios bajos y con una demanda interna castigada por la crisis económica”, aseguró Samir Quintar, titular del Frigorífico Proyajo y representante de la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina - CICCRA.
El día de la industria frigorífica se celebra cada 29 de junio en nuestro país, en conmemoración al primer envió de carne congelada a Europa. En este marco, el referente se refirió al panorama de la producción ganadera y la industria frigorífica.
“Al principio de la cuarentena la gente compró más carne pero luego el consumo se fue normalizando, incluso con algunas leves caídas y una tendencia a la baja en el mes de mayo, lo que repercutió en una baja de faena total”.
Sostuvo además que la cadena implementó protocolos para garantizar productos seguros y sanos. Como la carne bovina es considerada un alimento esencial y los actores de la cadena de valor están excluidos de aislamiento social, preventivo y obligatorio, recalcó que se reforzaron las medidas de seguridad para proteger a todos los trabajadores, tanto en el campo como en la industria frigorífica”.
"Sabemos que se vienen tiempos difíciles porque el mundo va a cambiar, la realidad comercial y las exigencias después de esta pandemia van a ser diferentes, por eso es imprescindible ir pensando a futuro cómo seguimos y prepararnos para la nueva normalidad".
Según el último informe presentado por la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra): en los primeros cinco meses del año la producción de carne vacuna alcanzó las 1.247.000 toneladas, que significa un incremento del 2,9% respecto a igual período del año pasado.
Y del total producido, el mercado interno absorbió el 75,9%, mientras que el 24,1% restante tuvo como destino los mercados externos.
En tanto el consumo de carne de vaca se situó en mayo pasado en torno a los 51 kilos per cápita, cifra que representó una caída en el gasto de la población del 4% interanual, es decir que el consumo se redujo en 2,15 kilos anuales por habitante.