Domingo, 28 Abril 2024

Liderazgo sustentable: así salvan a las "sembradoras de agua"

Con unos 80 mil árboles reforestados en Yungas, Puna y Quebrada, avanza a paso firme el Proyecto Árbol y Vida del Movimiento Internacional Acción Andina, que busca evitar la extinción de queñoales y fortalecer los ecosistemas en Jujuy, con un fuerte respaldo científico y comunitario.

La queñoa, árbol vital para la conservación del agua, es una causa común de cientos de jujeños y jujeñas que siguen los pasos de Ezequiel Medina. El ingeniero agrónomo, investigador y docente -reconocido en diversas oportunidades por este proyecto de triple impacto- desarrolla exitosamente el objetivo de sembrar miles de estas plantas nativas.

Su aporte permitió dar un salto cualitativo en la reproducción de esta especie en viveros, junto a un valioso equipo de trabajo que impulsa las plantaciones, la articulación con organismos vinculados con este propósito y diversas labores junto a comunidades aborígenes.

 

 

En diálogo con Jujuy Económico, Medina precisó que hasta el momento se logró la siembra de unos 50.000 árboles de queñoa (Polylepis australis) en las Yungas de Jujuy, mientras que otros 20.000 (de la especie (Polylepis tomentella) crecen en la región Puna. A ellos se suman unos 10.000 árboles de molle (Schinus areira) y yapan (Acacia visco) plantados, en la Quebrada de Humahuaca. “Nuestra meta es mejorar la sobrevivencia a campo”, agregó el ingeniero.

El experto comentó que uno de los escenarios principales de este plan es el Parque Provincial Potrero Yala, donde se avanza sobre un bosque degradado que rodea a las reconocidas lagunas de la zona. Se busca fortalecer toda la cuenca a través de la regeneración de esta maravilla arbórea, en conjunto con los técnicos, guardaparques de la reserva y pobladores rurales, para “asegurar el agua” en un escenario de cambio climático.

 

 

Muchos conocen a la queñoa como “sembradora de agua” y esta denominación hace honor a su importancia dentro de los ecosistemas: permite el fortalecimiento de manantiales y ojos de agua, la creación de microclimas que favorecen al suelo, la supervivencia de flora y fauna y el desarrollo humano, desde tiempos milenarios.

Medina recordó que este proyecto es posible gracias a la intervención de múltiples instituciones y voluntades, principalmente el Movimiento Social Acción Andina que une comunidades y personas a lo largo de los Andes bajo el mismo árbol: la queñoa. Se suman la Fundación de Actividades Biosféricas, la Facultad de Ciencias Agrarias de la UNJu, el Ministerio de Ambiente y Cambio Climático de Jujuy, el Centro Foresto Industrial de Arrayanal, Municipios y Pueblos Originarios.

Al ser consultado por los objetivos de este 2023, el agrónomo afirmó que seguirán focalizando esfuerzos en el bosque montano, así como en territorio puneño, en alianza siempre con comunidades originarias y pobladores rurales.

 

“Apuntamos a plantar 70.000 árboles de queñoa en Yungas y Puna, dictar capacitaciones técnicas y talleres de educación ambiental, conservar bosques en pie, mejorar y ampliar nuestros viveros de producción y trabajar en equipo de manera interinstitucional e interdisciplinar”.

 

 

 

Los queñoales son una de las esperanzas para enfrentar el cambio climático. Aunque fueron explotados como leña, para construcción y otras actividades humanas; aunque sucumbieron ante incendios forestales y sequías, su alto valor biológico representa una promesa de desarrollo. Jujuy Económico suma este granito de arena para difundir sobre este tesoro, al cual debemos proteger.

 

 

 

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Modificado por última vez en Viernes, 15 Septiembre 2023 10:43

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