La pandemia de Covid-19 generó diversas estrategias y protocolos para que la molienda y la generación de actividades en torno a la zafra prosigan su marcha, superando las limitantes del aislamiento social y obligatorio.

Los trapiches se activaron hoy sin invitados especiales y sin familias reunidas, saliendo del acto tradicional que distinguió el comienzo de este gran proceso económico. Con márgenes muy discretos en materia de rentabilidad, un escenario inquietante en biocombustibles y una industria alcoholera que responde a la urgente demanda por la pandemia, la agroindustrial jujeña arranca con la tradicional molienda de caña en Libertador General San Martín.

Este año, Ledesma prevé una molienda de aproximadamente 3.100.000 toneladas de caña de azúcar propia y 600.000 toneladas de cañeros independientes. La producción esperada es de 291.000 toneladas de azúcar refinado total, y 95.000 m3 de alcohol, cuya mayor parte se destina a bioetanol.

Las lluvias del verano fueron más escasas que en años anteriores: 655 mm, y con una fuerte tormenta de 100 mm en marzo que obligó a Ledesma a reparar puentes y caminos dañados por la escorrentía. El déficit hídrico fue compensado por una muy buena performance de riego y esto permite mantener una muy buena expectativa de rendimiento de caña. Por supuesto, el resultado final dependerá también del clima durante la cosecha, y fundamentalmente de la ausencia de heladas extensas en el invierno.

En esta zafra, Ledesma hará pleno uso de inversiones realizadas por alrededor de 10 millones de dólares: una planta fraccionadora de azúcar de última generación, 18 máquinas plantadoras y tecnología de gestión satelital para manejo de cultivos que permitirá aumentar la eficiencia de procesos tales como preparación de suelos, plantación, cultivo, cosecha y transporte, y mantenimiento de caminos, canales y drenajes.

Las plantas de papel en Jujuy y San Luis cerraron por 45 días y recientemente pudieron reabrir. El bioetanol también sufrió una fuerte caída casi en las ventas por la baja demanda de combustibles debido al aislamiento, además de que su precio está congelado desde diciembre del año pasado.

Con el fin de ayudar en la lucha contra el coronavirus, Ledesma viene contribuyendo con numerosas donaciones de azúcar, papel, alcohol y equipamiento sanitario en diversas localidades de la Provincia de Jujuy, y también se sumó con una importante contribución monetaria a la iniciativa #SeamosUno, que reúne a organizaciones religiosas con distintas empresas para atender a los hogares más vulnerables.

Por múltiples razones, la zafra que se inicia trae consigo múltiples interrogantes, que serán condicionados por el devenir de la pandemia.

El incesante laboreo en el ramal jujeño comienza en un escenario candente, pero siempre esperanzador.

El sector azucarero es la principal economía del Noroeste argentino. Abarca 6 mil cañeros independientes y 20 ingenios azucareros en Tucumán, Salta y Jujuy. Ledesma participa en el sector con el 17 por ciento de la producción.

El inicio de la zafra supone el comienzo de seis meses con plena actividad en el ingenio jujeño, con 100 camiones transportando caña día y noche desde el campo a los trapiches, otros 40 operando dentro del ingenio y 100 camiones por día distribuyendo los productos terminados a los clientes de azúcar, papel, alcohol y productos químicos, a los que se suman también los de frutas y jugos.

Se calcula un total de 200 empresas transportistas registradas, en su gran mayoría de Jujuy y Salta. Esto da cuenta de los empleos indirectos que genera la actividad de Ledesma.