Jueves, 28 Marzo 2024

“No buscamos ganar, sino que cierren los números para no renunciar”

Al igual que muchos comercios del rubro gastronómico, La Gran Empanada busca sobrevivir en medio de las obligaciones impositivas, pocas ventas y el desafío de sostenerse ante la pandemia de COVID-19 en Jujuy. 

En plena esquina céntrica, este emprendimiento es impulsado desde hace casi 7 años por Walter Banega, un retirado de la policía provincial que con mucho esfuerzo apostó por la gastronomía para sostener a su familia.

Para ello, logró un valioso acuerdo con quien creó esta empresa décadas atrás: con altruismo, la anterior dueña enseñò a Walter y sus hijas todo el manejo del negocio, sin mezquinar conocimientos y buscando que La Gran Empanada siga creciendo en Jujuy.

"Empezamos a trabajar y a la vez a capacitarnos para un mejor manejo de todo. Fue un desafío enorme, porque junto a nuestros hijos nos volvimos a encontrar en la convivencia después de tantos años", comentó Walter.

"Tanto las cosas buenas y no tan buenas que pasaron en este tiempo nos enseñaron que nunca debemos bajar los brazos, que todo pasa, y que siempre nos tenemos el uno para el otro", expresó el padre de esta gran familia, emocionado y angustiado por su negocio.

Hoy la realidad golpea a la comunidad gastronómica jujeña. Algunos ya bajaron los brazos agobiados por las deudas, otros siguen en lucha.

“Tratamos de vender para cancelar deudas. Trabajamos al día, sacando lo justo y necesario y sin malgastar. En el caso de nuestras empanadas, buscamos cumplir con la oferta de todas las variedades, pero se triplicaron los precios de algunas materias primas, mariscos por ejemplo, y no nos cierran los números”.

La Gran Empanada, como otros del rubro, genera una cadena que permite la existencia de otros emprendedores: fabricantes de masas que hacen sus recetas (menos las masas light e integrales que son de fabricación propia), fiambrerías, avícolas, productores de carnes de llama, cordero y charqui; comercios de carnes vacunas y otros.

Con gran satisfacción, Walter tuvo la posibilidad de generar mano de obra para contener a otras familias jujeñas, que hoy luchan junto a él para no abandonar el emprendimiento. Pero la pandemia pegó muy fuerte en las finanzas. El cierre obligado durante semanas caló hondo en los números. Decididos a dar pelea, la familia reorganizó sus planes.

Carla, una de sus hijas, explicó que de a poco los clientes fieles mostraron una esperanza. También se sumaron otros, los nuevos que llegaron a través de prestatarias como Pedidos Ya, donde las ganancias deben repartirse para pagar también este servicio de delivery. Y es que solamente llegar a la venta de un 20 por ciento de lo normal genera una gran incertidumbre.

Acotó que cada día es un desafío: vender lo producido, cumplir con las obligaciones fiscales, planificar el pago de sueldos, sostener la cadena de proveedores y la compra de insumos frescos a fin de incluir en sus preparaciones los estándares acostumbrados. En el medio, subsistir ante la competencia desleal y defender los precios que permiten la supervivencia.

"Ahora no buscamos ganar, sino que nos cierren los números para no renunciar. Estamos haciendo todo lo posible, nos quita el sueño pero no vamos a darnos por vencidos".

La estrella del negocio son las empanadas. No obstante, también buscan sostener la oferta de otras exquisiteces, como tronquitos, tartas, tamales, locro y otras comidas tradicionales que, antes del coronavirus en Jujuy, eran de constante demanda.

La Gran Empanada (ubicada en Patricias Argentinas esquina Alvear) se unió a la lucha de sus pares gastronómicos de la provincia –varios en situaciones desesperantes- que piden respaldo oficial para poder sobrevivir: una ley de emergencia gastronómica, asistencia crediticia con tasas accesibles y otras medidas que les permitan salir adelante.

"Lo más importante es que nunca dejamos de ser una verdadera familia. En las buenas, en las malas, nos levantaremos entre todos".

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