Cinco grandes proyectos de cobre, que están en distintas etapas de desarrollo, le generarían a la Argentina ingresos por más de USD 47.000 millones entre 2026 y 2040, según estimó una consultora minera internacional.
Los proyectos incluidos son El Pachón y MARA (por Minera Agua Rica-Alumbrera), de Glencore; Los Azules, de Mc Ewen; Josemaría, de Lundin Mining y BHP; y Taca Taca, de First Quantum Minerals. Según el estudio, los cinco podrían producir en conjunto unas 955.000 toneladas de cobre en la Argentina.
En cuatro casos, la producción contemplada es de concentrado de cobre y en el restante, en el que uno de los inversores es la automotriz global Stellantis, de cátodos de cobre.
Francisco Acuña y Camila L’Huillier, consultor principal e investigadora de la oficina de CRU en Chile, el principal productor mundial de cobre, aplicaron a los cinco proyectos seleccionados el modelo de “flujo de caja del país anfitrión” de la consultora (HCCF, por “Host Country Cash-Flow”), concepto que excede los pagos de impuestos y otras cargas fiscales y abarca también los ingresos de los proveedores locales y de los trabajadores vinculados a los proyectos mineros desde la etapa de construcción hasta -en este caso- 15 años de explotación, pues el estudio toma como horizonte el año 2040.
“Estos proyectos podrían empezar a producir dentro de la próxima década e impactar positivamente la economía argentina con un promedio de ingresos anuales por cerca de USD 4.000 millones anuales entre 2031 y 2040, basado en la metodología de flujo de caja del país anfitrión”, dice un pasaje del estudio que compara el impacto acumulativo de los cinco proyectos, de USD 47.051 millones, con los USD 44.000 millones de deuda de la Argentina con el FMI.

El estudio asume en sus cálculos la aplicación del Régimen de Incentivos para las Grandes Inversiones (RIGI) impulsado por el Gobierno y aprobado por el Congreso en 2024 que -estima- resultará en una disminución de 47 a 38% de la carga impositiva promedio sobre las ganancias antes de intereses e impuestos de los cinco proyectos contemplados en el estudio. Con el RIGI, dice, la inversión minera en la Argentina se vuelve fiscalmente más atractiva que en Chile, donde la carga fiscal recorrió el camino inverso y aumentó del 37 al 45%, y que en Perú, donde la imposición promedio es del 42 por ciento.
Pero -aclara- “ese potencial transformador depende de la estabilidad de largo plazo para atraer inversiones y construir las capacidades locales de grandes proyectos de cobre, un desafío tanto para el gobierno como para las compañías mineras”.

Chile y Perú son los dos principales productores de cobre del mundo, aunque el estudio destaca que en esos países no hay tantos greenfield projects (esto es, proyectos desde cero) como en la Argentina, donde de los cinco proyectos considerados cuatro son greenfield y solo uno brownfield, es decir expansiones o recuperación de proyectos anteriores.
Según los cálculos de CRU, de los poco más de USD 47.000 millones de ingresos proyectados, un 52% (cerca de USD 24.500 millones) serían ingresos fiscales, principalmente vía el impuesto a las ganancias corporativas, de la Nación (que lo coparticipa con las provincias) y las regalías mineras, que corresponden a los gobiernos provinciales. Las mineras suelen, además, aportar a diferentes fideicomisos para para financiar iniciativas locales, municipales o incluso comunitarias, con los que buscan ganar “licencia social”.