Sábado, 27 Abril 2024

Uvas, la promesa de los Valles y la Quebrada

El potencial de la uva para mesa como “primicia” para el resto del país, la infraestructura histórica y el auge del “enoturismo” otorgan un gran valor a la producción de Jujuy, que ahora mira al futuro.

Sean de mesa o para vinificar, las uvas representan una esperanza para regiones como la nuestra. En el norte argentino, vinos y frutos abren camino a un panorama alentador. En el marco de la conmemoración del 67° Aniversario del INTA, Jujuy Económico conversó sobre este tema con Freddy Sosa Valdéz, ingeniero agrónomo dependiente de la Agencia de Extensión Rural INTA - Perico.

Muchas de las variedades comerciales que se cultivan en Jujuy se encuentran en otras regiones productivas del país, y en su mayoría son provenientes de viveros de Mendoza. Sin embargo, la diferencia se encuentra en el terroir de nuestros suelos, según explicó el experto.

Con la huella de cada región y productor, aquí se combinan 4 factores claves para la elaboración de vinos de calidad: suelo, clima, variedad de uva y el compromiso de quienes trabajan todo el año en el ciclo productivo. Si bien la superficie implantada es muy chica en comparación con provincias, como Salta, las particularidades de este producto genuino (suelo, clima y amplitudes térmicas) generaron muy buena aceptación de quienes conocen de buenos vinos.

Pero Jujuy tiene otro factor preponderante: su historia. “El cultivo de la vid tiene un pasado de gran producción de viñedos que ya no están, pero que dejaron sus rastros en las viejas bodegas con grandes dimensiones en el Valle de Los Pericos. También la presencia de vides en la Quebrada de Humahuaca quedó en las borduras de canales y acequias, que lograron sobrevivir al devenir de los cambios producidos desde la colonia hasta nuestros días”, repasó el referente.

A su entender, la producción de uva para mesa -de acotada superficie- “tiene un potencial como primicia para el resto del país”.

 

Para Sosa Valdéz, las variedades blancas pueden tener un papel destacado en la vinificación y en el consumo en fresco. En este tramo, destacó además la variedad cardinal (tinta), superior (blanca) y sultanina (blanca) en el Valle de los Pericos. A ello sumó la calidad intrínseca de la uva y las variedades tintas con positivo horizonte en la Quebrada. “El vino es un producto que lleva consigo una carga de particularidades asociadas en cada corte, en cada blend, o en cada varietal”, recordó.

 

El potencial del enoturismo

La Organización Mundial del Turismo (OMT) lo define como el turismo que tiene por propósito visitar viñedos y bodegas, consumir o comprar vino, a menudo en el lugar en que se elabora o en sus cercanías. De a poco, sostuvo que Jujuy va obteniendo destacados espacios.

 

 

“En la actualidad el enoturismo ya está instalado en la Quebrada, con una oferta de gran calidad asociada a servicios gastronómicos, de historia y de cata”, afirmó Sosa Valdéz. Mientras tanto, mencionó que se busca lo mismo con las variedades blancas de los valles, “con la recuperación de casonas de campo junto a sus viejas bodegas que vuelven a hacer fluir el mosto, para obtener vinos que identificarán a ese concepto de terroir”. Aquí subrayó la vehemencia del productor jujeño, que busca innovar a partir de datos e identificar oportunidades de mercados.

“En un periodo corto se irán posicionando las variedades que mejor responden a los valles, proceso que irá acompañado de modernización de viejas instalaciones y ofertas. Compartir en una bodega, disfrutar un día en una plantación, o ser parte de una vendimia, son servicios que se venden y tienen un valor muy significativo. Cada bodega puede generar un sello distintivo”.

 

El referente del INTA Perico repasó que el vino constituye una clara oportunidad para estimular la economía a través del turismo, con un esperado incremento en la venta directa de vinos, y fortaleciendo el empleo en hotelería, gastronomía, transporte y otros rubros.

“La generación de servicios debe ser la apuesta. El enoturismo será propulsor económico de pequeños pueblos, ya que fomenta la creación de nuevos puestos de trabajos y se obtienen, en general, nuevas posibilidades de negocio”.

Finalmente, el ing. Freddy Sosa Valdéz recordó que el 4 de diciembre de 1956, por Decreto Ley 21680/56, se creó el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria – INTA, con el objetivo de “impulsar, vigorizar y coordinar el desarrollo de la investigación y la extensión agropecuaria”. De ahí el reconocimiento a quienes conforman esta entidad que acompaña al sector productivo en todo el territorio argentino.

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Modificado por última vez en Lunes, 04 Diciembre 2023 18:29

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