Lunes, 13 Mayo 2024

La Opinión: Situación de la Ingeniería en Jujuy

“Debemos repensar también nuestra participación institucional y política en el territorio”, expresa el documento esbozado por el Colegio de Ingenieros de Jujuy, en el marco de unas jornadas de trabajo celebradas recientemente en el seno de esta institución.

Dicho documento, remitido a Jujuy Económico por su presidente, Sergio Aramayo, expresa lo siguiente:

“Cuando en el año 2000, merced a un trabajo participativo y teniendo en cuenta los antecedentes institucionales, el CIJ resolvió trabajar en la construcción de la VISION, MISION Y VALORES, sabíamos que esto se realizaba en el contexto social, económico y político de la época. Que necesariamente pasado un tiempo debíamos revisar y actualizar lo que durante mucho tiempo, 23 años, nos sirvió como guía para el trabajo institucional. Esta intrínseco en la profesión, observar y revisar y en base a la experiencia modificar y corregir”.

“En estos años el CIJ, con diferentes formas y estilos, ha mantenido una línea de trabajo y acción consecuente con los antecedentes y la VISON, MISION Y VALORES construidos. Nuestro trabajo ha sido coherente y permanente, siempre buscando la verdad objetiva en las opiniones vertidas y acciones desarrolladas, manteniendo y sosteniendo lo que por Ley debemos cumplir, pero haciendo nuestro aporte al medio donde nos toca desarrollar la profesión. Los aportes realizados son de una magnitud que seguramente nombrarlos corre el riesgo de algún olvido. Debemos estar orgullosos de cada intervención realizada, de cada opinión emitida, de los trabajos y aportes realizados, lo que nos ha transformado en un referente confiable para la sociedad. En muchos casos hemos tenido protagonismo activo, aunque no siempre pudimos satisfacer las expectativas de nuestros matriculados, pero de lo que si estamos seguros es que nos transformamos en una institución que ha hecho de sus valores una práctica cotidiana. Nuestras relaciones con los poderes públicos han pasado por distintos momentos. Hemos sido institución de consulta y apoyo de acciones de gobierno y hemos aportado en varias oportunidades opinión y trabajo institucional para contribuir al desarrollo. También el sector privado sabe de nuestra vocación por apuntalar desde la profesión y desde lo institucional el trabajo de las empresas y los emprendimientos que se instalan en la provincia.  No ha sido ajeno a nuestro trabajo la Universidad y el apoyo permanente a fortalecer el rol de la academia en nuestro territorio. Hemos fortalecido y estrechado nuestros vínculos con otras instituciones públicas y privadas, ONG, fundaciones y organizaciones de la sociedad que tienen objetivos similares a los nuestros participando de forma activa en muchas de ellas”.

“Hoy resulta necesario trabajar nuevamente hacia adentro de la matrícula y de la institución para poder conocer y recepcionar las demandas de los ingenieros actuando en consecuencia con los cambios que se vienen produciendo en lo que algunos llaman la Revolución Tecnológica o la tercera Revolución Industrial, caracterizada por el cambio cibernético, informático y comunicacional. Cambios que impactan en toda la sociedad en donde los ingenieros aplicamos nuestros conocimientos y fundamentalmente en aquellos que hoy se preparan para serlo.  No somos ajenos ni podemos desconocer que el cambio tecnológico impacta en el aumento de la productividad y la competitividad, crea nuevos modelos de producción y desplaza al trabajo humanos en muchos sectores por máquinas de gran eficiencia y rendimiento”.

“Cambios que nos obligan a rediseñar las formas en las que desarrollamos la profesión, en como interactuamos con los organismos públicos, como nos vinculamos y trabajamos con el sector privado, como incorporamos al ejercicio profesional y al trabajo institucional las tecnologías. Tampoco podemos seguir trabajando sin tener en cuenta los nuevos derechos y tipos de relaciones laborales que se han creado en nuestra sociedad o las cuestiones de género que hoy son transversales a cualquier actividad.

Nuestra mirada como profesionales de las ingenierías debe ser amplia, a futuro, teniendo presente que el cambio es permanente o como sabemos el “equilibrio es inestable”, para poder interpretar el momento y proponer las acciones que eleven el ejercicio profesional a lo deseable. Ser objetivos en la caracterización de las situaciones que se viven en los organismos públicos donde ejercemos ya que es allí donde tenemos las mayores dificultades en temas relacionados con las incumbencias y honorarios. En el sector privado debemos trabajar para conocer la demanda y como entiende este sector el trabajo de los ingenieros en función de la productividad y las nuevas tecnologías. Debemos investigar cuales son las nuevas relaciones laborales y formas de trabajo que se han creado a la luz del cambio tecnológico. En la academia debemos exigir el cambio necesario en los planes de estudio, duración de carreras, contenidos, métodos y tecnologías para la enseñanza de la ingeniería. Debemos procurar que se incorporen los nuevos conceptos de cambio climático, conciencia ambiental, nuevos derechos Sostenemos desde la experiencia en Jujuy, que la creación de nuevas carreras debe acompañar el modelo de producción del territorio por lo que el cambio de la matriz productiva o de las inversiones en nuestra provincia debe tener como respuesta nuevas ingenierías que prepare el recurso humano necesario. También debemos prestar atención a las nuevas carreras creadas y a los títulos intermedios que la universidad viene otorgando y que en la mayoría de los casos no son contemplados para nuestra matriculación e incorporación a la institucionalidad, generando en el tiempo competencia desleal y en muchos casos distorsiones en los honorarios profesionales. No debemos descuidar la investigación aplicada o pura. Debemos prestar atención a los dos sistemas, el público y el de gestión privada ya que existen distintas miradas sobre los mismos”.

“Un apartado importante y necesario en los tiempos de cambio que experimentamos es la Ética profesional y Responsabilidad Social de nuestro trabajo, los nuevos derechos incorporados a nuestra constitución impactan en nuestro trabajo y deben ser reflejados en nuestro Código de Ética. Como dice la canción “todo no se compra, todo no se vende”, ya que debemos ser conscientes que hemos abrazado una profesión que produce un gran impacto en la calidad de vida de los ciudadanos y eso no se puede, ni se debe, hacer a cualquier costo. También las decisiones y las acciones de nuestros profesionales ingenieros tienen gran impacto en la sociedad y el medioambiente”.

“Debemos repensar también nuestra participación institucional y política en el territorio. Estamos formados para dar respuestas y soluciones a cada problema que se nos presenta en forma práctica, segura y a menor costo. Si eso lo podemos llevar a la vida institucional y política haríamos un gran aporte al funcionamiento del sistema. Seguramente que la mayor carga esta en los jóvenes, pero en la transmisión de la experiencia de los ingenieros mayores estará la posibilidad de no cometer o minimizar los riesgos que esto implica”.

“A 40 años de la recuperación de la democracia debemos seguir defendiendo la institucionalidad procurando mejorar la calidad de la misma. No podemos permitir, ni tolerar las prácticas autoritarias que pretenden establecer relaciones institucionales de subordinación. La complejidad de nuestra profesión nos obliga a trabajar en cada nivel del estado, primero explicando y procurando que se entienda que la ingeniería a diferencia de otras profesiones tiene por lo menos 43 formas diferentes de ejercerla y el alcance de sus títulos o incumbencias hoy para muchos no están del todo claras. Esto nos permitirá avanzar sobre las incumbencias o los alcances de títulos y de esa manera poder construir referencia para fijar honorarios”.

“Recuperar el espíritu crítico y propositivo que nos caracteriza es fundamental para contribuir a la construcción de instituciones que brinden el servicio para lo cual fueron creadas en el mejor nivel, incorporando definitivamente los cambios y mejoras tecnológicas actuales”.

“Debemos adaptarnos a la descentralización producida de los ministerios y procurar que en cada uno de ellos se respeten las leyes 4430 y la Ley de obras públicas. No podemos permitir que el estado no controle la ejecución de obras públicas, sin representantes técnicos o que los proyectos no tengan profesionales responsables. No debemos aceptar que con el pretexto y resultado de las distintas crisis económicas que hemos pasado se soslayen las leyes, se reduzcan las exigencias y los cumplimientos de las mismas”.

“Debemos volver a tener al CIJ como caja de resonancia de los problemas que se suscitan en el ejercicio de la profesión, convencidos que nuestra institución más allá del control de la matrícula y del ejercicio profesional debe estar al servicio de las inquietudes, problemas, necesidades y expectativas de nuestros matriculados”.

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